Cada vez hay más evidencia que muestra que el estrés tóxico cambia a un niño a nivel biológico. Cuando hay adversidad intensa o prolongada durante los años del desarrollo, y no hay una relación madura o un ambiente seguro que lo amortigüe, la respuesta del cuerpo al estrés puede atorarse en modalidad de “encendido“.
El estrés tóxico al principio de nuestras vidas puede debilitar o alterar al cerebro en desarrollo, con consecuencias a corto y largo plazo para el aprendizaje, la salud, y el comportamiento a través de la vida. Puede afectar muchos sistemas biológicos, desde el neurológico, metabólico, inmune, y el endocrino, tan solo para mencionar algunos.