EN LA MIRA
Las Fiestas Pueden Ser Dolorosas
Las ACEs cambia la manera en la que funcionamos, no solo la manera en la que nos sentimos. Explora cómo pueden cambiarnos de estas tres maneras: cerebro y cuerpo, epigenética, y cómo lidiar.
El ADN es el manual de instrucciones que dicta cómo es que se forman nuestros cuerpos. Hoy, a través del estudio de la epigenética, sabemos que el manual de instrucciones de nuestro ADN siempre se está editando.
Las etiquetas epigenéticas actúan como notas adhesivas en las páginas de nuestro manual de ADN, con instrucciones acerca de las partes que hay que mantener y las que hay que desechar. Estas le dicen a nuestro cuerpo sí hay que expresar o suprimir un gen en particular, y en qué medida.
Mientras que algunas de estas etiquetas no cambian, como cuál es el color de nuestros ojos, muchas se pueden ver influenciadas por lo que nos sucede. Así que nuestras primeras experiencias literalmente pueden cambiar nuestra composición genética.
Lo que es más, la ciencia nos enseña que las experiencias que le afectaron a nuestros ancestros se pueden pasar a las siguientes generaciones a través de estos cambios epigenéticos. Y que aún antes de que nazcamos, estos cambios se pueden transmitir.
Desde que somos bebés, obtenemos pistas y retroalimentación de las personas y el mundo que nos rodea. Un “toma y daca” cariñoso nos ayuda a desarrollarnos de manera sana.
Cuando nos topamos con un “toma y daca” enfermizo, o cuando se nos descuida, encontramos maneras de sobrevivir. Mientras que estas conductas protectoras nos pudieron haber ayudado durante la niñez, también pueden tener efectos adversos para nuestra salud y nuestro bienestar durante la edad adulta.
Todo esto puede sonar alarmante, pero hay buenas noticias.
Los efectos del estrés tóxico que acarrean las ACEs y otras adversidades de la niñez, pueden infiltrarse a todo nuestro ser. Así que no es de extrañar que sus efectos pueden expandirse a cada área de nuestras vidas, a través de todas nuestras vidas.
La ciencia ha demostrado que mientras más alta sea nuestra puntuación ACE, más altas serán las probabilidades de que luchemos contra enfermedades crónicas como cáncer, diabetes, infarto cerebral, enfermedades del corazón, y depresión. Nueve de las diez causas principales de muerte se asocian con ACEs.
Todos queremos lograr nuestro máximo potencial. Si vivimos varias ACEs y estrés tóxico sin intervenciones ni apoyo, pueden haber muchas barreras para nosotros en la escuela, el trabajo, o las relaciones y podemos sufrir más problemas de salud, que hasta pudieran impactar qué tan larga será nuestra vida. Pero muchas personas que sufren muchas ACEs han encontrado maneras de sentirse mejor y vivir las vidas que quieren para sí mismos. Y la ciencia nos dice que nuestros cuerpos pueden sanar. Visita Sánate a ti mismo para aprender más y para dar el siguiente paso.
Hay familias enteras que se pueden ver profundamente afectadas por ACEs y otros eventos traumáticos. A veces no se nota inmediatamente cómo las ACEs le afectan a los diferentes miembros de la familia, pero a veces sí. A veces hay sentimientos de vergüenza o culpa que vienen con las ACEs, y que pueden tener grandes impactos en nosotros y en nuestras familias, a muy largo plazo, si es que no se atienden.
Este hecho es tan importante que lo estamos repitiendo. Las probabilidades no son certezas.
Tan sólo porque las estadísticas digan que algo es más probable no significa que va a suceder. Nosotros tenemos el poder de reducir los efectos del estrés tóxico para los niños en nuestras vidas. Y también tenemos el poder de sanar de los efectos del estrés tóxico provocado por nuestras propias ACEs.
Tú mandas. Tú tienes el poder. Y puedes escribir la historia de tu número.
Los efectos de las ACEs pueden transmitirse de generación en generación a través del comportamiento y la biología.
Y aquí también hay buenas noticias
Las experiencias positivas de la niñez pueden prevenir que ocurran las ACEs y el estrés tóxico, y también pueden reducir el impacto de las ACEs, manteniendo en curso el sano desarrollo de los cerebros y los cuerpos de los niños.
Las ACEs son lo que nos pasó, y no definen quiénes somos. Nuestra historia, y nuestro futuro, no están totalmente escritos. Depende de nosotros decidir lo que vendrá en el siguiente capítulo.