EN LA MIRA
Las Fiestas Pueden Ser Dolorosas
ACEs, por sus siglas en inglés, son las Experiencias Adversas de la Niñez. Nuestro historial ACE cuenta experiencias de abuso, negligencia y retos del hogar que nos sucedieron de niños. Pero ese número no nos define. Simplemente es un punto de entrada a nuestra propia historia.
Hacia dónde te lleve depende de ti.
EN LA MIRA
¿Qué sucede cuando dos poderosas líderes se juntan para atender uno de los asunto más urgentes de nuestra generación? Descúbralo aquí en esta fascinante conversación entre la legendaria Oprah Winfrey y la Dra. Nadine Burke Harris que hablan de ACEs.
Abarca el abuso físico, emocional y sexual.
Y cuando el estrés de esa adversidad no se va, ese estrés literalmente se nos puede meter bajo la piel y volverse tóxico si no tenemos el apoyo adecuado de nuestros padres o proveedores de cuidado.
El estrés en sí no es algo malo. La respuesta de nuestro cuerpo al estrés está diseñada para darnos un impulso de energía y aumentar la concentración para que podamos atacar mejor lo que estemos haciendo.
Los científicos han definido tres diferentes niveles de estrés:
De niños, las ACEs pueden hacernos desarrollar una respuesta al estrés tóxico. Vivir en la pobreza, o en un vecindario violento, o lidiar con discriminación, también puede causar una respuesta tóxica al estrés. Para aprender más acerca de esto y de otras adversidades de la niñez, y de cómo pueden aumentar el riesgo de estrés tóxico en la niñez, haz clic aquí.
Es importante para los padres, proveedores de cuidado, y otros adultos que cuiden a niños, saber que nosotros podemos amortiguar y apoyar a los niños que están pasando por adversidad. Para aprender más acerca de cómo ayudar a los niños, haz clic aquí.
Digamos que nos encontramos a un oso en el bosque. Nuestro corazón se acelera, nuestros músculos se tensan, nuestros sentidos entran en alerta máxima.
Lo que es bueno. Así es cómo nuestro cuerpo nos prepara para pelear contra el oso, alejarnos corriendo tan rápido como podamos, o quedarnos completamente quietos con la esperanza de que nos pase sin lastimarnos. A esto comúnmente se le llama Pelear, Huir o Congelarse.
¿Pero que sucede cuando el oso entra por la puerta principal todas las noches? Dispara nuestra respuesta de pelea vuelo o congelación, una y otra vez, y sobrecarga el sistema.